El rostro sin cara de Túpac Amaru
Esta serie es un intento fallido de buscar el posible rostro desconocido de Túpac Amaru II y Micaela Bastidas. Dadas las pocas características dejadas sobre ellos, esta búsqueda será siempre una posibilidad entre miles, entre un rostro social existente en la memoria colectiva, en los pueblos.
Estas pinturas fueron realizadas en acrílico sobre papel durante los años 2015-2017.
La esencia del líder místico
La frase que aparece en la publicación Túpac Amaru de Pablo Macera refiriéndose a este personaje: “Es un héroe sin cara”, es la que me va a marcar y hacer pensar que estaba frente a un gran tema.
Hacia el 2014, viajé por asunto de trabajo a Ancash, a un pueblito llamado Chacas que está cerca de 3400 m. sobre el nivel del mar. En ese lugar encuentro que las señoras lugareñas quienes usan sus sombreros típicos, por las tardes, cuando se proyectaba el sol sobre ellas, generaban una sombra interesante que me hacía recordar a Túpac Amaru. Allí empiezo a indagar y atar cabos siendo mi interés por este tema, el de Túpac Amaru y Micaela Bastidas.
Descubro que la calle donde vivía se llamaba coincidentemente Túpac Amaru y con ello, la conexión se hizo más potente y no podía desprenderme de ese juego asociativo de la imagen de Micaela y Túpac Amaru, asumidos como pareja (…) desde ese momento empecé a encontrar imágenes de Túpac Amaru en muchos lados como los cerros, en las sombras y en todos los espacios de la zona que me rodeaba. Por ejemplo, en el cerro del distrito de Aucará (Lucanas) en Ayacucho, la imagen de dicho cerro aludía a la parte superior del sombrero, era una gran evidencia. Túpac Amaru animando en el cerro.
Con la publicación del libro de Charles Walker: La rebelión de Túpac Amaru en el año 2015 encuentro la parte teórica que requería para mi idea. Entonces, por un lado, ya tenía la memoria visual del pueblo que me señalaba las imágenes de Túpac Amaru y Micaela y, por otro lado, la parte conceptual.
De allí viene la idea de la silueta como arquetipo, fue posible su concreción, gracias a la conversación sostenida con el artista Haroldo Higa, mi amigo, quien me sugiere tomar en cuenta la obra Túpac Amaru de José Ruiz Durand. Y es esta idea referencial de la continuidad la que define el trabajo y además considerando las muchas imágenes que fueron apareciendo, sobre todo, en diversos lugares de la Sierra.
Entonces la silueta se fue convirtiendo en el gran contenedor de este Túpac Amaru que se buscaba. En el 2018 realizo la muestra titulada “Waqaypata” en el Museo de Arte de San Marcos que se orientó entre las representaciones de Túpac Amaru y Micaela Bastidas. El título de la muestra deviene de la idea de lugar sagrado, lugar de llanto ante lo cósmico o espacio cósmico (significado dado por don Víctor Domínguez, otro amigo). Para la exposición, realicé muchas imágenes y estudios en torno a ambos personajes
La silueta como contenedor se convierte en el delineador de esa intencionalidad de querer pintar tantos Túpac Amaru que, durante los procesos, aparecería solo o acompañado, definiendo que, si aparecería en dos, eran él y Micaela o él y la serpiente… Lo interesante es que esta serie, sugirió la idea de considerar a Túpac Amaru como un líder místico, aparte del héroe como suele ser asumido, se pasó a la idea del mártir, desplazándose así, hacia la idea espiritual o casi religiosa, como lo sugirió el mismo Pablo Macera en un pie de página del texto “Túpac Amaru, San Isidro y Pentecostés”.
(Tomado de la charla: Túpac Amaru y Micaela Bastidas. Artistas comentan sus obras. Lugar de la memoria, la tolerancia y la inclusión social (LUM). 23 de abril de 2021. https://www.facebook.com/watch/live/?v=1325450074515813&ref=watch_permalink)