Entrevistamos a Cecila Granadino, ella es escritora, narradora, tallerista, actriz y compositora. Licenciada en Lengua y Literatura por la Universidad Mayor de San Marcos. Entre las obras que tiene, destacan los cuentos infantiles: Un paraíso aquí y El cuento del pero… (Deuda externa para niños). Además, ha publicado diversos cuentos como: 101 cuentos de nuestros abuelos africanos, Artesanía shipiba, Un hombre sentado en la banca de mis ilusiones, Para que Carmela me ame, Con harta vergüenza y la premiada Kantutas salvajes: historias de mujeres. Esto fue lo que nos contó durante la entrevista.

¿Cuándo y cómo empezaste a escribir de manera profesional?

Escribo desde chiquita, desde pequeñita he inventado historias, pero no creía que eso fuese importante porque mi familia me decía, “es pérdida de tiempo pensar en las musarañas, tienes que estudiar algo que valga la pena, una profesión de verdad”, y escribir para ellos no era una profesión. A pesar de todo siempre he escrito. Me hice más profesional cuándo publiqué e hice conocidos mis trabajos de adulta, cuando empecé a crear historias para mis programas radiales educativos. No me daba cuenta que estaba haciendo literatura, yo creía que inventaba material auxiliar para debate con jóvenes, con mujeres y pobladores de pueblos jóvenes, en el trabajo. Fue en ese momento que comencé a hacer más cuentos. Luego cuando llegué a la sierra y vi las tremendas contradicciones que había entre la cultura occidental y la cultura andina, como el sufrimiento de los campesinos porque hablaban quechua y porque tienen una cosmovisión totalmente distinta, eso me impactó así que escribí historias, pero ya no nuevas historias con afanes educativos sino cuentos para guardar en la memoria estas terribles frustraciones del campesinado. Fue entonces que por primera vez creí en mis creaciones y me atreví a mostrar mis trabajos publicando oficialmente en 1992 cuando tenía más de cincuenta años y cuatro hijos.

¿Qué retos afrontas como mujer, escritora y adulto mayor en el país?

Como trabajadora he sufrido atropellos, como la vez que caminaba con un ingeniero, íbamos a pie a una comunidad y yo llevaba todo mi equipo pesado de comunicación, teníamos que subir los muros de piedra y el ingeniero me dijo, ¿quieres ganar como hombre?, trabaja como hombre. Ese tipo de actitudes he encontrado a lo largo de toda mi carrera, como escritora también, gente que nunca me consideró y que veía a las mujeres como personas de segunda categoría. A nosotras no se nos publica con la facilidad con la que se les publica a los hombres, tenemos que hacer esfuerzos tremendos. Hay de todo. Recuerdo que una vez me invitaron a leer mis cuentos frente a un grupo feminista y mi compañero, me acompañó, pero no lo dejaron entrar porque eran feministas radicales, así que lo dejaron afuera, eso me pareció mal. Pero peor fue cuando recibí muchos elogios en un periódico por mis guiones en “La casa de cartón”, programa televisivo para niños. Celebrábamos en familia y uno de los tíos dijo: “Aquí el único escritor es Cronwell Jara, que suerte que lo tienes para que te escriba los cuentos”. Y así piensan muchos, no valemos, no tenemos talentos. Creo que tenemos que lucharla, pero el enemigo no es el hombre, el enemigo es la sociedad, el sistema, en el sentido que tenemos que ir cambiándolo poco a poco, no es imposible, sino no habría llegado a dónde he llegado. Vale la pena lucharla, no hay que quedarse, las mujeres a veces se quedan entre los hijos, la casa, etc. y se abandonan. Si tienes pierden algún talento, alguna pasión, tienes que vivirla, no tenemos más que una vida, hay que enfrentarla así sea con cuatro hijos como yo, así sea con oposiciones de la familia hay que seguir, sobre todo por obtener una paz porque haces lo que te gusta.

¿Cómo gestionas tus publicaciones y proyectos?

Bueno, no es fácil. En el Perú las editoriales difícilmente andan buscando autores para financiarlos y/o publicarlos, acá uno tiene casi que rogar, hay muy pocas oportunidades para que reconozcan al autor y le paguen lo que se merece. En general te pagan con libros o con una pequeña cantidad de dinero y eso no te da para vivir, si te fijas todos los escritores tienen un trabajo aparte, no viven de sus libros, eso es bien difícil. En mi caso, lo primero que publiqué fue con un financiamiento de Concytec convocado en uno de los gobiernos de García y yo no era aprista, pero lo aceptaron. Entonces el primer libro publicado fue por pura osadía mía. Para los otros empecé a juntar dinero, porque quién te va a llamar y decir, Cecilia Granadino tú que eres tan buena escritora te publico tu libro, a menos que seas Vargas Llosa. Aquí nadie reconoce a nadie, tienes que hacer todo un esfuerzo y poner tu dinero. Casi todos mis libros me los he financiado ahorrando, buscando un apoyo de amigos o entregando mis derechos, como por ejemplo, mi libro 101 cuentos de nuestros abuelos africanos, que para mí es importantísimo porque rescata toda la sabiduría que trajeron los abuelos de África a Perú cuando llegaron como esclavos, ellos trajeron una sabiduría enorme y yo quería que eso se visualizara aquí y me costó años conseguir toda esa literatura de mitos, leyendas, costumbres que se cuentan en los países africanos, esos que se trasmiten de boca en boca, entonces pensé que a alguien le podría interesar, y sí, a alguien le gustó la idea, pero tuve que entregarle mis derechos por seis años, eso significaba que ellos podían hacer lo que quisieran con mi libro, como ponerlo en video, traducirlo, publicarlo por partes, solo así pude sacarlo, sin embargo sigo agradecida de que ese libro se publicara y difundiera entre las comunidades afrodescendientes.

Cuéntanos un poco de “Kantutas salvajes: historias de mujeres” y lo que significó para ti ganar el premio International Latino Book Awards con este libro

Yo nunca escribí un libro que fuera todo sobre historias de mujeres pero conocí a la directora de una editorial muy reconocida en NYC, ella vino a presentar el libro en el cual incluía a algunas narradoras peruanas en homenaje a una amiga poeta peruana que había muerto, ahí fue que la conocí y nos hicimos amigas, ella me dijo: “de los cuentos que mandaste me gustaron los de mujeres, me encantaron, ¿no tienes más cuentos de mujeres?” y le dije, “sí, en cada libro tengo algunos cuentos de mujeres donde el personaje principal es una mujer.” Entonces me dijo, reúne veintidós o veintitrés y yo te saco un libro, me interesa la temática. Es de locos que venga una persona y te toque la puerta, eso casi no existe, pero bueno a mi me tocó la puerta la editora Patricia Schaefer con la cual estoy agradecida de por vida, ya que me estimuló a que escribiera más sobre mujeres, entonces yo le mandé cuentos que ya tenía en otras publicaciones, también escribí unos nuevos y junté todo, eran veintiún historias y se las mandé. Patricia publicó el libro y sugirió el nombre Kantutas Salvajes, uno porque la cantuta es una flor que representa a Perú y dos porque le parecía que al poner Kantutas Salvajes hablaba de mujeres fuertes, valerosas, que la luchan y siguen adelante, que sobreviven, así que estuve de acuerdo con el nombre, pero le dije, si lo pones en una librería y alguien lo ve no sabrá si encontrará un libro sobre flores u otra cosa, entonces yo le agregué Historias de Mujeres y al final quedó Kantutas Salvajes: historias de mujeres. Pasó un año y nada, entonces pensé, un sueño que se perdió, pasó medio año más y ya me estaba olvidando del libro cuando de pronto me llega una nota de Patricia en la que me decía, “estuve ocupadísima pero ahora me ocupo de Kantutas Salvajes”, entonces me mandó todos los textos para que los revisara, una mujer como Patricia Schaefer que es una profesional en lo que hace, vigiló el libro, en consecuencia esa edición salió perfecta. Ella lo entregó a Amazon para su venta.

Al poco tiempo que salió el libro en plena pandemia, me llama Patricia y me dice, Cecilia hay un concurso que se llama el Latino Book Awards, todos los libros son en español es para el público de habla hispana en Estados Unidos, Puerto Rico, Sudamérica, ¿te parece si presento tu libro?, yo ni sabia que ese concurso existía, entonces lo presentó y gané el primer lugar en ficción, me emociono porque hay tantos elementos que cuidar para poder salir adelante, como yo. Soy la primera mujer peruana que gana este premio, es un orgullo porque se ha ganado prestigio para Perú. Entre los finalistas había dos hombres y tres mujeres, yo no creí tener posibilidades, pero lo gané, punto para Perú, punto para la mujer. Luego pienso que es otro punto para las provincias ¿por qué nos acomplejamos? Si desde la provincia se pueden obtener cosas grandes, ese premio lo he ganado desde aquí, desde la comunidad de Huayoccari en Cusco, ni siquiera vivo en la ciudad. Un cuarto elemento que me hace sentir más orgullosa todavía es que gané un punto para la tercera edad y me vuelvo a emocionar porque quién creería que una mujer de casi ochenta años lo lograría. Creo que es tiempo que se empiece a considerar también a las mujeres de la tercera edad, artistas de cualquier labor que desarrollen, porque estamos vivas y todavía podemos producir, tenemos sensibilidad y, lucidez, además, hay que estar orgullosas de ser mujeres, de ser peruanos, de estar en la provincia y de ser de la tercera edad, no tenemos que acomplejarnos por nada, somos capaces de todo.

¿Qué te gustaría decirle a alguien que se quiere dedicar a escribir?

Cualquier persona que siente una pasión por la escritura tiene que ser persistente, escribir, escribir, escribir, tener sensibilidad, debe poner los riñones, el corazón, el cerebro, todo en lo que hace y seguir, equivocarse, seguir, corregir y seguir. Otra recomendación es leer, hay que aprender de los grandes escritores, todos tienen algo que enseñarte, yo he aprendido de Hemingway porque me gusta mucho, él tiene una frase que dice: el asunto, el drama, la acción en un cuento o novela debe ser como un golpe de box, corto y directo. Hay que leer también a los clásicos como a los modernos para que veas como ha ido transformándose la literatura. Otro de mis maestros que me ha guiado en esta pasión por escribir es Rulfo, he aprendido mucho de él, cómo él ve al campesino, porque lo ve en su dualidad, el campesino puede tener sus maldades, pero también tiene esa cosmovisión tan profunda relacionada a la madre tierra, sus sufrimientos, la opresión porque la otra cultura no lo respeta, no lo entiende, lo invisibiliza, me movió todas las fibras del corazón cuando lo leí, yo trato de narrar con esa intensidad las historias que pertenecen a las comunidades andinas. Hay novelas que te conmueven en la primera línea, que te cambian la vida, esa es buena literatura. Resumiendo: primero debes persistir, si tú crees en lo que estás haciendo sigue, aunque los demás te digan que está mal tú sigue; segundo corrige; tercero lee a los mejores, estúdialos con calma, cómo empiezan, cómo terminan, cómo elaboran las frases, cómo desarrollan el drama, cómo tienen momentos de gran intensidad, cómo los dosifican, todo eso se puede aprender leyendo.

Finalmente, ¿en qué proyectos estás trabajando actualmente?, ¿qué se viene para Cecilia?

Ahora sí me dedico a escribir porque tengo más tiempo, antes mezclaba todo debido a que tenía tantas actividades diferentes. Estoy jubilada, vivo en el campo en donde nada me perturba, veo picaflores, mariposas, o sea es un privilegio vivir en un lugar de tanta paz y haber tenido los maestros geniales que he tenido, es por eso que ahora escribo mucho más. Hace años empecé una novela, ya la quiero sacar, el título es Historia de una niña amarrada a un árbol de níspero, a mí de niña me amarraban a un níspero porque era muy diabla, siempre estaba haciendo cosas que me ponían en peligro junto con mi hermano, que era casi mi mellizo, entonces mi mamá cuando no nos podía vigilar nos amarraba al árbol de níspero en la huerta de mi casa porque era la única manera de estar segura que no nos iba a pasar nada, basándome en esa idea he hecho esta novela. También estoy contando cuentos para los niños de la comunidad, los jueves de cuenta cuentos, qué lindo es volver a ver sus sonrisas, en esto me ayuda Mari. Con ella se nos ha ocurrido hacer un libro de mitos, leyendas, costumbres de la comunidad en donde vivimos. Se supone que en mayo empezamos la recopilación, creo que es importante rescatar la historia de las comunidades, hay cosas increíbles, como cuando te dicen ¿ves esa piedrita que está ahí? y me doy cuenta que tiene forma de mujer que parece que la hubiesen tallado, y luego me dicen, esa es la historia de una princesa, eso me asombra, entonces me dedico a escribir esa leyenda porque te cuenta el origen de las cosas, el origen de la laguna que tienes al costado, el origen del cerro de más allá, por donde voltees hay historia, magia, fantasía y eso hay que conservarlo. Si me regalan más años seguiré escribiendo y recopilando mitos y leyendas, haciendo mis cuentos. Ahora he reunido como veinte cuentos sobre hombres, o sea que los protagonistas son hombres que han sido abandonados o han tenido que criar hijos solos y otros sucesos. Creo que ya va a salir, así que ya se puede anunciar que habrá un libro de historias de hombres muy pronto. Los sueños siguen, el trabajo continúa.